El factor más importante que se debe tener en cuenta a la hora de establecer un plan de tiempo compartido es mantener la relación entre los menores y los progenitores.

Después de la separación, el acceso de ambos progenitores está limitado por muchos factores. Cada progenitor querrá pasar el tiempo disponible de la manera más productiva posible. Las siguientes “reglas generales” pueden ser útiles para planificar contactos positivos.

Los momentos de tranquilidad en casa deben continuar durante el tiempo compartido para ayudar al menor a comprender que la vida familiar que ha conocido no cambiará en su totalidad. Participar en actividades es divertido, pero una serie continua de eventos especiales puede perjudicar la relación entre el progenitor y el menor. Los menores pueden acostumbrarse a esperar algo distinto cada vez y se desilusionarían si eso no ocurriera. Esto podría crear resentimiento en uno de los progenitores y hacerle sentir que no es apreciado.

Si el tiempo con los menores es limitado, ellos necesitan sentir que son el centro de atención de los progenitores durante el tiempo que compartan. Incluir habitualmente a otras personas en ese tiempo compartido puede hacer que los menores sientan que no son importantes. Es posible que les moleste la participación de nuevas personas y los vean como intrusos, especialmente durante las primeras etapas de la separación.

El tiempo que pasan con cada progenitor es un derecho, no un privilegio. Los menores necesitan permiso para querer a ambos padres y sentirse seguros de que también son queridos. Si uno de los progenitores no permite o interfiere en la relación, esto debe abordarse entre ambos progenitores con una tercera persona neutral. El contacto con ambos progenitores debe ser consistente y previsible, pero flexible para cubrir las necesidades de cada menor. Es útil tener un calendario con códigos de colores para marcar el tiempo de contacto que pasan en casa de papá/mamá.

Los menores tienen derecho a no estar en medio de los desacuerdos de sus progenitores. Los progenitores no deben utilizar al menor como intermediario, mensajero, ni para informar sobre las actividades de cada uno de los progenitores. Si fuera necesario un cambio en el horario, es importante mantener a los menores fuera del asunto y que los progenitores se comuniquen entre sí directamente, o a través de una tercera persona neutral, y no a través de los menores. Los menores no deben escuchar ni ser parte de las discusiones entre sus progenitores. Durante los periodos de transición, los progenitores deben evitar conflictos, discusiones prolongadas y gestos de desprecio.

Los menores se estresan gravemente al presenciar el conflicto entre sus progenitores. Cuando sea necesario tratar algún asunto, es mejor que se programe una reunión en un lugar neutral o que lo hagan por teléfono. Los menores también se angustian cuando escuchan peleas telefónicas. Escuchar a un progenitor criticar al otro o que le pregunten sobre las actividades del otro progenitor es doloroso para los menores. Eventualmente podría destruir la relación con el progenitor que critica y pregunta.

Los progenitores deben recordar que les enseñamos a nuestros hijos que ellos son como sus padres. Puede ser que alguien diga que su hijo se parece o actúa como el otro progenitor. Los menores no necesitan comprender genética para darse cuenta de que se parecen a sus padres. Cuando un papá dice que no le gusta la mamá, o la mamá dice que el papá es malo, también le están diciendo que esa parte del menor que procede del papá o de la mamá no es aceptable. Los menores incorporan eso en el concepto que tienen de sí mismos. Los progenitores necesitan fomentar una imagen positiva y evitar mostrarse negativos hacia el otro progenitor.

Es útil que los menores estén listos en los momentos de transición designados, que los progenitores sean puntuales y que se eviten las horas de las comidas o la hora de acostarse para hacer las transiciones. Si hay retrasos, sean corteses y llamen al otro progenitor.

Los niños pueden decir que no desean ir a la casa del otro progenitor. Generalmente eso significa que el menor se siente atrapado en medio de una disputa entre sus progenitores. Pueden creer que, si dicen que quieren ir a ver al otro progenitor, están traicionando al progenitor con el que están en ese momento. Cuando un progenitor escucha a un hijo decir “me gusta más estar aquí, no quiero ir a ver a papá/mamá”, debe responder diciendo “mamá siempre te querrá y papá siempre te querrá y no tienes que elegir entre uno y otro”. Cuando un menor tiene permiso para ir a ambas casas, la transición y el tiempo compartido serán más fáciles.

Cuando el menor regresa de casa del otro progenitor y comenta que la ha pasado muy bien, el progenitor debe responder “me alegro”, en vez de decir “¿cómo es posible que lo hayas pasado bien con ese imbécil?”. Los menores necesitan saber que está bien un buen rato y sentirse cómodos en ambos hogares. Si hacen comentarios de ese tipo, pídanles disculpas a sus hijos y traten de que no ocurra de nuevo.

Es posible que surjan problemas de conducta si se ha elaborado un plan para la crianza de los hijos que no se ajusta a las necesidades de desarrollo del menor. Tener algunos problemas de adaptación es bastante típico, pero estos suelen disminuir en un plazo de cuatro a seis semanas. Los problemas de conducta continuos o de largo plazo, tales como rabietas, apego, problemas de sueño, pesadillas, etc., deben ser una señal para que los progenitores examinen el plan de tiempo compartido con alguien que comprenda el desarrollo infantil y pueda ayudarles a evaluar cómo hacer los cambios necesarios para cubrir las necesidades del menor.

Los menores se sentirán más tranquilos si no se los llama a la hora de las comidas o muy entrada la noche. Recuerden que los niños con frecuencia se olvidan de llamar, pero eso no significa que no quieran al progenitor, o que el otro progenitor les impida que lo llamen.

Si necesitan desquitarse con el otro progenitor, la mejor forma es seguir cada uno con su vida y no reaccionar cuando el otro los provoque. Hagan de su hogar un lugar agradable donde sus hijos quieran estar.

20 consejos útiles para ayudar a los menores a sobrellevar la situación

  1. Díganles a los menores que el divorcio es una decisión que toman los progenitores.
  2. Explíquenles que el divorcio no es culpa de los menores.
  3. Si fuera cierto, díganles que se ha hecho todo lo posible por preservar la familia/relación.
  4. Díganles que la decisión de divorciarse no cambiará (no les den falsas esperanzas).
  5. Estén dispuestos a responder a las preguntas de sus hijos, pero no supongan que, si ellos no preguntan, todo está bien.
  6. Estén preparados para repetirles las explicaciones a los menores muchas veces.
  7. Asegúrenles a los menores que sus necesidades se cubrirán.
  8. Explíquenles el plan de tiempo compartido.
  9. Eviten mudanzas importantes hasta que los menores se adapten.
  10. Asegúrenles a los menores que ambos progenitores los aman.
  11. Si uno de los progenitores no participa en la vida del menor, traten de encontrar una persona que pueda cubrir esa ausencia.
  12. Traten de pasar tiempo a solas con cada uno de los menores.
  13. Eviten utilizar al menor como mensajero o espía para desquitarse del otro progenitor.
  14. No obliguen ni pidan al menor que tome partido. No hablen mal del otro progenitor.
  15. Recuerden los días feriados/cumpleaños. Preserven algunas tradiciones e inicien otras nuevas.
  16. Asistan a las actividades especiales en las que participen sus hijos.
  17. Cumplan las promesas.
  18. No conviertan a sus hijos en sus confidentes.
  19. Mantengan la disciplina. Amen a sus hijos, pero establezcan límites razonables.
  20. Desarrollen un plan para resolver los conflictos con el otro progenitor.